Explosión de caldera

Garantiza los daños que puedan sufrir tanto las propias calderas o recipientes a presión a consecuencia de su explosión o avería como
otros bienes del asegurado que pudieran
igualmente verse afectados, así como la responsabilidad civil ante terceros que
pudiera derivarse de dichos accidentes

Garantiza los daños que puedan sufrir tanto las propias calderas o recipientes a presión a consecuencia de su explosión o avería como otros bienes del asegurado que pudieran igualmente verse afectados, así como la responsabilidad civil ante terceros que pudiera derivarse de dichos accidentes

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Coberturas

Cobertura de daños

Que incluye los siguientes riesgos:
- Rotura súbita y violenta de cualquier parte de la caldera causada a presión.
- La explosión de gas súbita y violenta dentro del horno de la caldera y conducto de gases del horno hasta la chimenea.
- La deformación súbita, violenta e instantánea de cualquier parte de la caldera provocada por presión.
- El agrietamiento de cualquier parte de hierro fundido, cobre o bronce en caldera de baja presión o sea presión máxima de trabajo, y
- La quemadura por insuficiencia de vapor de agua en el interior de la caldera y que evite o haga inseguro el uso.

Responsabilidad civil

Que incluye los siguientes riesgos:
- Muerte y daños corporales accidentales o enfermedades, causadas a terceras personas, y
- Daños causados a cosas pertenecientes a terceras personas, inclusión hecha de los animales.

Bienes asegurables

Calderas y recipientes sujetos a presión con fogón.
Calderas y recipientes sujetos a presión sin fogón.
Tuberías.

Solicitudes

Importancia de los seguros

Cabe recordar la impresión que tuvo Giovanni Papini al contemplar Nueva York desde lo alto del Empire State, por entonces el edificio más grande del mundo. Estaba el novelista asomado a un ventanal cuando Henry Ford le saludó. El industrial americano le preguntó qué hacía allí tan solo, a lo que el escritor le contestó que estaba admirando la ciudad y que le parecía mentira que los hombres hubieran sido capaces de construir algo tan grandioso. El magnate del automóvil se quedó un momento pensativo y le dijo que se equivocaba: “Esta ciudad no la han hecho los hombres. La han hecho los Seguros”